El absceso hepático amebiano (AHA), se define como una colección de pus localizada en el espesor del parénquima hepático, causado por la infección por el  protozoo  entamoeba histolityca, siendo los factores de riesgo principales del AHA, la diabetes mellitus, la patología pancreatobiliar, la mala higiene y la inmunosupresión. El comienzo del cuadro clínico es casi siempre insidioso, con fiebre, astenia, anorexia, adelgazamiento dolor en hipocondrio derecho y hepatomegalia, y en otros pacientes se observa un comienzo brusco de la enfermedad, con fiebre elevada de hasta 40 °C, escalofríos, vómitos, así como dolor intenso en el hemiabdomen derecho. Para el diagnóstico del absceso, se detecta con el ultrasonido o con una tomografía axial computarizada (TAC) de la zona afectada, además de la presencia en sangre, de leucocitosis con neutrofiia, serología para amebiasis positiva, transaminasas elevadas e inmunofloresencia y prueba de ELISA positiva. El metronidazol es el fármaco de elección, y en caso de enfermedad hepática, se indica la emetina o la dihidroemetina, además existe otro fármaco para tratar la enfermedad, que es la nitazoxanida. Los abscesos hepáticos amebianos, que son infrecuentes en nuestro medio, deben sospecharse en pacientes que han viajado a una zona endémica. El tratamiento quirúrgico de estos se ha convertido en algo excepcional gracias a los nuevos tratamientos antibióticos y sólo cuando la mejoría no es completa ni rápida pueden precisar punción y drenaje del absceso.