introducción: las enfermedades cerebrovasculares representan la tercera causa de muerte a nivel mundial y constituyen la primera causa de discapacidad en el adulto.   Objetivo: describir la conducta clínica y terapéutica para pacientes con enfermedad cerebrovascular isquémica. Método: se realizó una revisión bibliográfica mediante artículos recuperados de las bases de datos SciELO y PubMed, además se consultó la literatura básica utilizada en la especialidad de Medicina Interna. Para la búsqueda se utilizaron los términos "enfermedad cerebrovascular isquémica; ictus; Stroke e infarto cerebral." Se seleccionaron 40 referencias.Desarrollo: para la conducta diagnóstica ante un paciente con sospecha clínica de enfermedad cerebrovascular isquémica se deben tener presente los síntomas fundamentales según el territorio afectado son de la circulación carotidea: ceguera monocular del mismo lado de la enfermedad arterial, alteraciones del campo visual del lado opuesto, parálisis del brazo, la cara y la lengua, solos o en combinación con el lado opuesto, alteraciones sensitivas, pérdida sensorial y calambres en igual área, alteraciones del lenguaje. Mientras de la circulación vertebrobasilar: vértigo, alteraciones visuales unilateral o bilateral, diplopía, parálisis de un hemicuerpo, un miembro o los cuatro miembros, alteraciones sensitivas en igual distribución, disartria, ataxia, disfagia. La tomografía axial computarizada y la resonancia magnética nuclear confirman el diagnóstico. La prevención primaria y secundaria constituyen pilares escenciales de su conducta terapéutica.Conclusiones: se concluye que la conducta ante un paciente con enfermedad cerebrovascular isquémica se centra en el abordaje integral y multidisciplinario del paciente en el servicio de emergencias. 

Palabras claves: enfermedad cerebrovascular isquémica; ictus; conducta diagnóstica y terapéutica.